Vilo y Libertador F.C. A igualaron en cero, por lo tanto no hubo vuelta. Comandado por G. Serpa Vilo insinuó más que su rival pero no le alcanzo para llevarse los tres puntos.
Por la anteúltima fecha del torneo permanencia, Vilo recibía en el reducto al conjunto de Libertador F. C A. Con el agravante de que si la visita lograba una victoria se adjudicaría el torneo. Para evitar eso la dupla técnica Montoya-Cusnir determinaban jugar con los siguientes once jugadores.
Con línea de tres en el fondo, con el regreso del “Batallador de América” en el medio campo, con Serpa como enganche y dos puntas acá van los once del verde y blanco; Salvati al arco; J. Vega, L. Vega, Brandan, Torres, Saggio, G. Ciaramella, Cura, Serpa, Irigaray y M. Ciaramella.
En la charla previa Montoya expresaba lo siguiente; “necesitamos la máxima concentración de todos, la voz de mando es Lucas Vega obedezcan sus órdenes. Muchachos no se guarden nada dejen todo en la cancha, no podemos permitirnos dejar pasar este partido, es la última oportunidad que tenemos”…
El juez pitaba dando inicio al encuentro. La alta temperatura se hacía notar en el desarrollo del juego el cual era muy pausado. El local predominaba en su elaboración, el triangulo de la mitad de la cancha Saggio, el “Che” Ciaramella y Serpa funcionaba como el técnico lo había solicitado. Torres y Cura hacia muy bien su trabajo por ambas bandas, su trayecto cubría siempre las espaldas de Javier Vega y Joel Brandan. La visita esperaba de algún error o alguna jugada de pelota parada que le diera la oportunidad de ponerse en ventaja. Pero ello no ocurriría. Antes de finalizar la primera parte J. Vega tomaba un rebote en la antesala del área grande, su remate se estrellaría en el travesaño. Esta sería la única jugada de peligro. El juez daba por finalizado los primeros 45 minutos de un pobre cotejo.
En el entretiempo Montoya mencionaba lo siguiente;”muchachos no podemos darnos el lujo de subestimar el partido, la clave está en la paciencia de todos. Intentemos continuar jugando como lo hicieron en la primera etapa. Hay que seguir generando, el resultado es una consecuencia de lo que se genera.”
Los últimos 45 minutos se ponían en marcha. El local continuaba elaborando juego en la mitad del terreno pero no podía gravitar de cara al arco de enfrente. Promediando los 10 minutos ingresaba F. Conde por M. Ciaramella. A los 25 el árbitro paraba el reloj para que los jugadores se refrescaran. El juego continuaba, ambos equipos apostaban a las pelotas paradas para llegar al área rival. El cansancio, producto del agobiante calor se hacía sentir, tanto el conjunto local como la visita realizaban variantes. Por el lado del verde y blanco dejaba la cancha el “Che” Ciaramella por el ingresaba L. Caneda. A los 39 minutos se iba acalambrado el “Batallador de América” Saggio por el ingresaba Iglesias. Cuando el partido culminaba Montoya hacia la ultima variante, salía Serpa ingresaba Reguera. El juez hacía sonar su silbato dando por finalizado un muy pobre espectáculo.
Antes de pasar a la figura del encuentro quiero resaltar la labor de Agustín Saggio. El Batallador a su desgaste le impuso la simpleza de distribuir el balón con sencillez y correctamente tarea que le pide su técnico y que el juego le reclama. El sábado logro conjugar esas dos acciones (recuperar y entregar) por ello vale recalcarlo.
La figura de la cancha fue Gustavo Serpa, entendió a la perfección lo requerido por Montoya minutos antes del comienzo del encuentro. Jugo de espaldas al arco apoyándose en el medio centro. Esta virtud hizo que su equipo tenga mayor posesión del balón. Cuando pudo acelero la velocidad del balón, lo saco de las zonas de presión, tuvo buena perspectiva del entorno para poder interpretar el juego logrando relucir la calidad innata que posee.
A Vilo le resta jugar el último encuentro ante C. Asturiano para determinar en qué categoría jugara el año próximo. Con disciplina, esfuerzo y humildad seguramente logre su objetivo. Como mencione hace unas semanas atrás el rival será un equipo que tratara de llevar el juego a un frenesí que no nos encaja. A no equivocarse, con tranquilidad y parsimonia habrá que afrontar el último capítulo.
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